“…SOMOS UN CUERPO EN CRISTO, Y TODOS MIEMBROS LOS UNOS DE LOS OTROS” (Romanos 12:5b)
¿Por qué debes pertenecer a una congregación local?
¡Para que te ayude a encontrar y cumplir tu objetivo en la vida! ¿Para qué sirve un volante sin coche?
Carece de valor, propósito, y de utilidad. Sólo encontrarás tu papel en la vida a través de tu relación con Cristo – ¡y con los demás! Escucha: “…no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros” (Romanos 12:4,5). Desconectados de la vida que fluye a través de la congregación (Iglesia Local), deambulamos de un lado para otro y acabamos marchitándonos. Por eso, uno de los primeros síntomas de declive espiritual es la asistencia discontinua a los cultos. Sin una familia de creyentes, eres como un órgano separado del cuerpo, una oveja sin rebaño o un niño sin familia – eres un huérfano espiritual. O peor todavía, eres como un conejo que salta de una congregación (Iglesia Local) a otra, sin identidad, responsabilidad, crecimiento visible o compromiso alguno.
Tu congregación o Iglesia Local es como un aula en la cual aprendes a llevarte bien con la familia de Dios – para practicar el amor desinteresado. Allí puedes aprender a preocuparte por los demás y participar de sus experiencias. Escucha:
“…si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (1 Corintios 12:26). Sólo relacionándonos regularmente con otros creyentes ordinarios e imperfectos, podemos disfrutar de un compañerismo real y experimentar la verdad anunciada en el Nuevo Testamento, según la cual podemos ser fructíferos, estar unidos y ser dependientes los unos de los otros.
“…SOIS… CONCIUDADANOS DE LOS SANTOS Y MIEMBROS DE LA FAMILIA DE DIOS…” (Efesios 2:19)
¿Por qué debes pertenecer a una congregación local? Por lo siguiente:
(1) Te ayuda a desarrollar “músculo espiritual”
Escucha: “…todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efe. 4:16). Te puede parecer más fácil ser santo cuando no hay nadie a tu alrededor que te ve, pero es una falsa santidad que no fue puesta a prueba. El aislamiento engendra decepción. Es fácil auto-engañarse y creer, cuando nadie nos está desafiando, que somos maduros. La verdadera madurez sólo aparece en las relaciones basadas en el dar y recibir.(2) Puede impedir que vuelvas a caer
Nadie está libre de caer en la tentación. Dada una situación adecuada, ¡todos somos capaces de fallar por completo! Escucha: “…exhortaos los unos a los otros cada día… para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado… (Hebreos 3:13).“Ocúpate de tus propios asuntos” no debería formar parte de tu vocabulario. ¡Estamos llamados a estar involucrados los unos en la vida de los otros! Si conoces a alguien que ahora mismo está vacilando espiritualmente, es responsabilidad tuya ir a él/ella y traerlo/la a reunirse con los demás. Santiago escribió: “…si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad. haga volver al pecador del error de su camino…” (Santiago 5:19).
¿Por qué debes pertenecer a una congregación o Iglesia local? Uno de los pastores más conocidos en América contesta: “Porque proporciona un objetivo a nuestra vida, gente con la cual vivir, principios por los cuales vivir, una ocupación para realizar, y fuerza para seguir viviendo. No hay ningún otro sitio en la Tierra donde puedas encontrar todos estos beneficios en un lugar”.