“UN HOMBRE TENÍA DOS HIJOS…” (Lucas 15:11)
El Hijo Pródigo cometió los siguientes errores – ¡asegúrate de no hacerlas tú también!
(1) Él quiso controlar su propio futuro.
El primer paso hacia los problemas siempre es el que nos aleja de Dios. Como el Hijo Pródigo, abandonamos nuestro hogar diciendo: “Padre, dame”. Después, si somos lo suficientemente afortunados para sobrevivir a “nuestra fantástica mejor idea”, volvemos diciendo: “Padre, perdóname”(2) No se metió en problemas hasta que dejó la casa de su padre.
Satanás hará todo lo que sea para alejarte de la influencia y protección de Dios. Él pondrá un “espíritu inquieto” sobre ti para que nada te mantenga feliz y ruedes como una piedra (“Rolling Stone”) cantando: “I can’t get no satisfaction” (No puedo conseguir satisfacción). Los dos “lugares bendecidos” de donde tratará de sacarte en particular son:(a) Tu matrimonio: Por eso hace falta trabajar constantemente en él. La única razón por la que hay maleza en lugar de rosas en tu jardín es porque no pasas suficiente tiempo cuidándolo. ¡Hola! Tu matrimonio no es solamente un pacto ante Dios, es un refugio para tus pasiones y disfunciones;
(b) Tu congregación: ¿Quién te está alimentado? ¿Quién está vigilando tu crecimiento espiritual? ¿Dejarías que tus hijos se quedaran en casa porque no les gusta el profesor o no quieren aprender? Hay cosas que Dios te dirá en la congregación que no te dirá en ningún otro lugar. Jeremías dijo que la Palabra de Dios era “…como un martillo que quebranta la piedra…” (Jeremías 23:29b). Debes asegurarte de que cuando “el martillo” “cae” los domingos, ¡estás debajo de él!
“UN HOMBRE TENÍA DOS HIJOS…” (Lucas 15:11)
El Hijo Pródigo quiso tener su herencia antes de estar preparado para tenerla.
Para saber si algo es bueno para ti, debes saber de dónde viene ese deseo. Unos padres amorosos no les dan cosas a sus hijos porque lloran, sino que les recompensan por actuar responsablemente. Ellos saben lo que es apropiado para su edad. ¡Y Dios es un Padre amoroso! Todos sabemos de buenas y bien intencionadas personas cuyos dones les hacen destacar, sólo para verlas devastadas a causa de algún área de sus vidas que no ha sido disciplinada. Así que, escucha a tu Padre celestial y ¡no abandones tu hogar hasta que Él diga que estás listo!El enemigo va detrás de tus bienes. Escucha: “…y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente” (Lucas 15:13b). Presta atención a las palabras “sus bienes”. El enemigo quiere más que tus posesiones, quiere arrebatarte tu integridad, tu auto-estima, tu deseo para quedarte en casa, y tu propósito. Hijo Pródigo, si no cambias de sentido, ¡puedes perder hasta el deseo de vivir! Como un pinchacito en una rueda, puedes ir a algunos sitios y sin embargo, no darte cuenta que estás a tan sólo unos cuantos pasos de “la pocilga de cerdos”. “¿Cómo sabré cuando estoy ahí?”, preguntarás. Escucha: “…fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual lo envió a su hacienda para que apacentara cerdos” (Lucas 15:15). Presta atención a las palabras ‘se arrimó’. Si quieres saber donde estás espiritualmente hablando, mira a tu alrededor. ¿Con quién hablas? ¿Quién es el que te habla más? ¿Con quién estás?
Pero hay esperanza; cuando el Hijo Pródigo volvió, su padre estaba a la espera; ¡el tuyo también lo está! Tan sólo, ¡vuelve pronto!
“VOLVIENDO EN SÍ…” (Lucas 15:17)
Mark Twain dijo que cuando tenía 14 años, su padre era tan ignorante que casi no podía soportarle. Pero cuando tenía 21, estaba asombrado de cuánto el anciano
había aprendido en los últimos siete años. Dios sabe más que tu. David dijo:
“…el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida…” (Salmo 23:6). Cuantas más vidas veas arruinadas a causa de malas decisiones, más dirás: “Sólo la bondad y la misericordia de Dios me guardaron de eso”.
Mira al Hijo Pródigo: de una de las mejores familias del pueblo, sin dinero, sin amigos, alimentándose de la comida para los cerdos [algarrobas] – intentando satisfacer un hambre lícito de una forma ilícita. Por eso nos enredamos en líos extra-matrimoniales, nos metemos en juergas borracheras, estafamos a otros, o nos machacamos trabajando hasta “reventar”, sacrificando a nuestras familias mientras tanto. Entienda esto: hay un vacío en ti creado por Dios que sólo Él puede llenar.
Por fin, cayó en la cuenta: “volvi(endo)[ó] en sí…” (Lucas 15:17). Si le dejaras a Él, Dios te detendrá en el momento más difícil de tu vida. Él te recordará quién eres y a dónde perteneces. Te darás cuenta del fango en el que te estás revolcando, los falsos amigos, los logros vacíos, y la gente de tu alrededor que no es más feliz que tú. Si estás ahí ahora mismo, vuelve a casa.
Tu Padre está esperando para “borrar tu currículum”. Él todavía te ama. La mesa está puesta y tu asiento reservado. No has ido demasiado lejos – ¡aún! Dile al
diablo: “He cambiado de opinión”, y ¡vuelve mientras que aún puedes!