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“La Cima Sagrada de Jesús”


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“VIENDO [JESÚS] LA MULTITUD, SUBIÓ AL MONTE…” (Mateo 5:1)
En este versículo en particular, la Biblia no dice que cuando Jesús vio a las multitudes, se sentó en medio de ellas, las sanó y las enseñó. Hubo ocasiones en
que Él hizo todas esas cosas, pero esta vez -antes de enfrentarse a las masas- subió al monte, y antes de ministrar a la multitud, sacó fuerzas del Padre. ¿Has
aprendido ya a hacer eso?
Antes de verte enredado en “los líos” diarios, aparta tiempo para ir a “la cima sagrada”. “¿Qué es eso?”, preguntarás. Es un lugar de estabilidad en medio de un mundo superficial, donde la vista no está obstruida y el ritmo frenético del día a día se deja atrás. Allí obtienes una perspectiva que viene solamente al estar
en la presencia de Dios. En aquel espacio que siempre está a disposición, Jesús te recuerda que no hay nada que vayas a enfrentar hoy de lo que Él no se haya
ocupado ya.

Es fácil reconocer a aquellos que han estado en “la cima”. Sus luchas no son distintas de las tuyas; incluso, sus problemas pueden ser más desafiantes…
Pero ellos tienen una paz interior que no puede ser descarrilada por problemas familiares, preocupaciones por la salud o los déficits presupuestarios.

Tú puedes soportar los momentos difíciles con gracia cuando sabes que “la cumbre” está sólo a la distancia de una oración. Jesús dijo: “Venid a Mí todos los que estáis trabajados y cargados, y Yo os haré descansar” (Mateo 11:28). Haz una pausa hoy. Pon todas las cosas a un lado durante un rato y síguele por “el sendero serpenteante” a “la cima del monte”. Si lo haces, ¡bajarás del “monte” siendo una persona diferente!